viernes, 21 de septiembre de 2012

Una historia de amor

Una mañana fría de Enero, ella abrió la puerta de su casa, y al salir a la calle se sintió observada. Como un gesto impulsivo giro la cabeza, y le vio. Se miraron, y ella siguió su camino.
Cuando regresó, él seguía allí.... deseando volverla a ver. Ella no dijo nada, y entró en su casa. Una vez dentro, y sin pensar en las consecuencias, abrió la puerta y se dirigió a él. Tenía aspecto de no haber comido en días. Le observó más y entonces se dio cuenta de que no tenía a donde ir.
Le ofreció entrar en su casa. Le daría comida, bebida y un lugar para pasar la noche.
No comió. ¡Devoró!. Bebió agua como si no lo hubiera hecho en años. El no decía nada. Tan solo con la mirada ella sentía el profundo agradecimiento que la estaba transmitiendo.
Esa noche se quedo a dormir. No se podía creer que por fin alguien le hubiera ofrecido resguardarse del frío, de la lluvia... Se sentía inmensamente feliz. A salvo.
A la mañana siguiente, no quiso seguir abusando de la confianza. Se disponía a marcharse. Estaba ya al lado de la puerta, cuando ella salió de su habitación.
- ¿Te marchas? ¿a dónde irás? No puedo dejar que te vayas. Necesitas ayuda....
Él volvió a hacerlo. La miró como nunca antes la habían mirado. Esos ojos lo decían todo.
Ella vio manchas de sangre en el suelo. Estaba herido, estaba sangrando. La noche anterior no se percató de nada... Y él no se quejaba. La comida, la bebida y la hospitalidad habían hecho que olvidara sus graves heridas.
Entonces se desplomó. Allí mismo. Ella se sintió confusa. No sabía qué hacer. Se acercó, noto que respiraba pero estaba perdiendo mucha sangre.
Como pudo, arrastrándole... le metió en el aseo. Le limpió. Le curó con lo que tenía en su botiquín.. pensaba “¿pero.. quien te ha hecho esto...?”. En su cuerpo tenía varias quemaduras, parecían de cigarro y muchos cortes, algunos más profundos...
Así no podía trasladarle a ningún sitio, por lo que decidió hacerle una cura, aunque fuera provisional para evitar que siguiera perdiendo sangre, y cuando despertara, se ocuparía de llevarle al sitio adecuado.
Le dejo en un lugar cómodo, y esperó.....
Ese día no despertó. Durmió y durmió... Ella le observaba y notaba la paz, el sosiego, la tranquilidad.... Estaba hambriento, agotado, malherido.. y ella empezaba a cogerle cariño. Él no la había entregado nada, ofrecido nada.... pero sus ojos, volvió a pensar, lo decían todo...
Al fin, al día siguiente se despertó. Ella estaba a su lado. No había dormido nada, sólo le miraba....
Y entonces fue cuando se lo dijo: "Quiero que te quedes. Que estés a mi lado...."
Esos ojos... se empañaron. No salieron lágrimas, pero ella sintió la alegría en ellos, la gratitud, el cariño.... Estaba ansioso de amor.
Sin más, se abalanzó sobre ella como nunca lo había hecho con nadie, era un sentimiento nuevo para él... ella cayó sobre la alfombra.. le tenía encima.... aquella reacción la pillo por sorpresa.... su mente se quedo en blanco....
.... y entonces fue cuando él empezó a darle LAMETONES por toda la cara. Era su manera de decir ¡¡TE QUIERO!!!


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