Cuando te has ido... ya nada importa.
Cada día..., hiciera frío o calor, lloviera o luciera el sol...
Cada día pasaba de largo sin, ni tan siquiera, mirar... lo consideraba como parte de ese “mobiliario urbano”.... Día tras día... el mismo pobre, el mismo cartel, la misma ropa....
Cada día esquivaba esa lata y ese cartel para no tropezar....
Cada día le veía, cada día pasaba de largo, cada día le esquivaba....
Nunca le dio una limosna. Nunca se paro a ver su cara. No sabía si era hombre o mujer, joven o anciano. No sabía si tenía alguna minusvalía. No sabía nada de él.... o de ella...
Un día, como siempre, hizo el mismo recorrido: las mismas pautas, la misma gente, la misma calle, las mismas tiendas... y noto que había algo diferente. El pobre, “su” pobre... no estaba.
Sintió un escalofrío. Le conocía.... sin conocerle; a pesar de su indiferencia.... le "sentía". Sin hablarle, era parte de su día a día, y esa mañana noto el “vacío”.
Cada día, al llegar a esa esquina, sabía que estaba ahí .... pero ese día no tuvo que esquivar una lata ni un cartel. En su lugar había un ramo de flores en la acera con una nota que decía “Te echaremos de menos” firmado por todas y cada una de las personas que formaban parte, de alguna manera, de esa calle, de esa esquina....
Esas personas que pasaban por delante suya cada día, que no se paraban, que nunca le han mirado, que le esquivaban, que lanzaban la moneda sin importar si caería dentro de la lata o no, esas mismas personas, sin embargo hoy, se han parado, se han inclinado, han revuelto sus bolsos y maletines en busca de un bolígrafo, se han arrodillado y han firmado esa nota.
Ella... no firmó. Sólo se echó a llorar.
Nunca le dio una limosna. Nunca se paro a ver su cara. No sabía si era hombre o mujer, joven o anciano. No sabía si tenía alguna minusvalía. No sabía nada de él.... o de ella...
Un día, como siempre, hizo el mismo recorrido: las mismas pautas, la misma gente, la misma calle, las mismas tiendas... y noto que había algo diferente. El pobre, “su” pobre... no estaba.
Sintió un escalofrío. Le conocía.... sin conocerle; a pesar de su indiferencia.... le "sentía". Sin hablarle, era parte de su día a día, y esa mañana noto el “vacío”.
Cada día, al llegar a esa esquina, sabía que estaba ahí .... pero ese día no tuvo que esquivar una lata ni un cartel. En su lugar había un ramo de flores en la acera con una nota que decía “Te echaremos de menos” firmado por todas y cada una de las personas que formaban parte, de alguna manera, de esa calle, de esa esquina....
Esas personas que pasaban por delante suya cada día, que no se paraban, que nunca le han mirado, que le esquivaban, que lanzaban la moneda sin importar si caería dentro de la lata o no, esas mismas personas, sin embargo hoy, se han parado, se han inclinado, han revuelto sus bolsos y maletines en busca de un bolígrafo, se han arrodillado y han firmado esa nota.
Ella... no firmó. Sólo se echó a llorar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario